by El Che on Wednesday, March 30, 2011 at 10:17am
Confieso que a mi edad sigo siendo un ingenuo. Juzgue usted, amable lector.
Resulta que el jueves pasado se anunció en la Central que el Presidente estaría en el teatro para “dialogar con los estamentos universitarios”. Contento por la oportunidad decidí ir.
Cuál no sería mi sorpresa que al entrar me encuentro con un cartel electrónico que promocionaba las diez preguntas de la consulta popular. Una hora después apareció el gato Presidente.
Se inició un sainete. Carlos Torres, presidente de la FEUE de Quito y un señor Veintimilla de Cuenca intervinieron para leer las preguntas de la consulta. El Rector no dijo nada, solo que le daba la palabra al Presidente. Luego el Rector, haciendo de amanuense, leyó las preguntas de un público mayormente secundario.
Correa repitió sus argumentos a favor del Sí, identificando a los que estaban por el No con la partidocracia y el MPD. Se entusiasmó al señalar que la Central era una de las mejores universidades y casi se desmaya de la emoción al sostener que en la consulta “la gloriosa UC votaría por el Sí”.
Me paré, llevado por mi conciencia, para hacer una reflexión. No sobre la consulta, sino sobre la Universidad. El señor Torres quería desaparecer, el Rector se imaginó que los pepudos del MPD venían en masa, el Presidente se puso en guardia y uno de sus guardaespaldas me quiso obligar a callar. Cundió el pánico.
Entonces el gato Presidente, sin permitirme hablar, ofendió en mí la dignidad universitaria al pedirme que me sentara, porque ya había logrado mi objetivo de salir en TV. Como si los profesores de la Central fuéramos cantantes de tecnocumbia que buscamos el aplauso barato.
¿De qué pluralidad de pensamiento hablamos? El misho Presi y sus aliados universitarios no deben estar muy seguros de lo que piensan porque una sola persona les llenó de pánico.
Resulta que el jueves pasado se anunció en la Central que el Presidente estaría en el teatro para “dialogar con los estamentos universitarios”. Contento por la oportunidad decidí ir.
Cuál no sería mi sorpresa que al entrar me encuentro con un cartel electrónico que promocionaba las diez preguntas de la consulta popular. Una hora después apareció el gato Presidente.
Se inició un sainete. Carlos Torres, presidente de la FEUE de Quito y un señor Veintimilla de Cuenca intervinieron para leer las preguntas de la consulta. El Rector no dijo nada, solo que le daba la palabra al Presidente. Luego el Rector, haciendo de amanuense, leyó las preguntas de un público mayormente secundario.
Correa repitió sus argumentos a favor del Sí, identificando a los que estaban por el No con la partidocracia y el MPD. Se entusiasmó al señalar que la Central era una de las mejores universidades y casi se desmaya de la emoción al sostener que en la consulta “la gloriosa UC votaría por el Sí”.
Me paré, llevado por mi conciencia, para hacer una reflexión. No sobre la consulta, sino sobre la Universidad. El señor Torres quería desaparecer, el Rector se imaginó que los pepudos del MPD venían en masa, el Presidente se puso en guardia y uno de sus guardaespaldas me quiso obligar a callar. Cundió el pánico.
Entonces el gato Presidente, sin permitirme hablar, ofendió en mí la dignidad universitaria al pedirme que me sentara, porque ya había logrado mi objetivo de salir en TV. Como si los profesores de la Central fuéramos cantantes de tecnocumbia que buscamos el aplauso barato.
¿De qué pluralidad de pensamiento hablamos? El misho Presi y sus aliados universitarios no deben estar muy seguros de lo que piensan porque una sola persona les llenó de pánico.
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